June 2, 2025
¿Estoy ayudando o facilitando la vida de mi hijo con la adicción?
Hay un viejo dicho: Una madre es tan feliz como su hijo más infeliz. Para los padres de niños con problemas de adicción, esta frase suele ser dolorosamente cierta.
Cuando tu hijo o hija está atrapado en las garras del consumo de sustancias, ya sea marihuana, metanfetamina, alcohol u otra cosa, tu corazón se rompe junto al suyo. Quieres ayudar. Quieres aliviar su dolor. Pero ¿en qué momento la ayuda se convierte en permisividad?
¿Qué es facilitar?
En el contexto de la adicción, facilitar significa hacer cosas que protegen a la persona de las consecuencias naturales de su comportamiento. Generalmente, está impulsado por el amor, la culpa o el miedo.
Permitir a otros se ha convertido en una terrible fuente de vergüenza para los seres queridos, y en particular para los padres. Los frena y los hace sentir aún más culpables de lo que ya sienten. En la mayoría de los casos, el miedo a permitir hace mucho más daño que bien. No hay nada de malo en amar, cuidar y desear lo mejor para tus hijos, consuman drogas o no.
Si le preparo el desayuno, ¿lo estoy facilitando?
Esta es una pregunta real que me hizo un padre al que asesoré. Pero muchos otros padres me han hecho preguntas similares.
Imagina que eres ese padre. Tu hijo adulto vive en casa y sigue fumando marihuana, a pesar de tus constantes preocupaciones. Quieres que deje de hacerlo. Te preocupa su motivación, su salud mental, su futuro. Pero sigue siendo tu hijo, y prepararle el desayuno se siente como un pequeño gesto de amor y normalidad.
En este caso, el padre preparaba el desayuno para toda la familia todos los fines de semana. Estaba tan preocupado por ser permisivo, por ser parte del "problema", que empezó a dudar de sí mismo y de su encantadora tradición familiar.
Preparar la comida no es inherentemente permisivo. Lo que importa es el contexto, la intención y los patrones más amplios. ¿Intentas mantener la paz en lugar de mantener límites firmes? ¿O forma parte de una estructura clara y coherente donde has establecido expectativas sobre su comportamiento?
Los límites no son castigos
Mucha gente confunde los límites con ultimátums o desapego frío. Pero los límites no se tratan de castigo. Se tratan de proteger tu paz y generar claridad. Un límite podría sonar así: "Con gusto cocinaré para quienes se esfuerzan por recuperarse. Si no estás listo para dar ese paso, respeto tu decisión, pero no seguiré apoyándote de la misma manera".
No es fácil. La adicción no solo secuestra a la persona que consume sustancias; altera todo el sistema familiar. Por eso, los límites son tanto para ti como para ellos.
Habilitar no es blanco o negro
Hay una verdad importante que a menudo se pasa por alto: la permisividad no siempre es blanco o negro. Vive en las zonas grises del amor, el cansancio y la esperanza. A veces, lo que parece permisividad es en realidad compasión. A veces, lo que se siente como apoyo termina siendo un obstáculo para el crecimiento. Y a veces, un "no" rígido puede convertirse en un "tal vez" suave. Todo depende de en qué punto se encuentre cada persona en su proceso de recuperación.
La flexibilidad es clave. La recuperación no es una línea recta. Las familias deben poder adaptarse, evaluar y reevaluar sus límites sin sentirse culpables ni juzgadas. Lo que funciona en una etapa puede no funcionar en otra. El objetivo no es la perfección, sino la consciencia, el crecimiento y la conexión.
Una historia de dos objetivos: pérdida de peso vs. recuperación de la cocaína
Comparemos a dos personas: una que intenta bajar de peso y otra que intenta dejar la cocaína. Ambas están haciendo un cambio importante en sus vidas, enfrentan dificultades internas y externas, y ambas necesitan apoyo, no vergüenza.
Pero aquí está la diferencia. Cuando alguien dice que está intentando bajar de peso, no le preguntamos dónde estuvo anoche, con quién estaba o si estuvo cerca de un restaurante de comida rápida. No le exigimos que vea sus recibos de la compra ni que se pese cada mañana. Dejamos que sea él quien tome las riendas de su camino.
Sin embargo, cuando alguien intenta dejar la cocaína, por ejemplo, a menudo nos sentimos con derecho a recibir actualizaciones constantes. Queremos seguir cada uno de sus movimientos, interrogar a sus amigos, exigir pruebas de su progreso. Existe un nivel de escrutinio y sospecha que aceptamos como normal o incluso cariñoso. Pero imagina cómo te sentirías si estuvieras intentando cambiar tu vida y alguien te siguiera a todas partes, dudando de cada paso.
La adicción es grave, y la responsabilidad importa. Pero también lo es la dignidad. Si no microgestionamos a alguien que intenta perder peso, tal vez deberíamos replantearnos cómo abordamos a alguien que intenta recuperarse de una adicción.
El punto medio compasivo
Ayudar sin facilitar es una cuestión delicadísima. Requiere autoconciencia, apoyo y, a menudo, ayuda externa. Amar a alguien con una adicción no significa decir que sí a todo. A veces, lo más cariñoso que puedes decir es: "Creo en ti lo suficiente como para dejarte afrontar las consecuencias de tus decisiones".
Entonces, ¿preparar el desayuno facilita la vida? Quizás. Quizás no. Depende del panorama general. La clave está en mantenerse arraigado en el amor, la honestidad, la flexibilidad y unos límites claros. Así es como comienza la verdadera sanación, no solo para ellos, sino también para ti.